En el Reino Unido y Francia se está popularizando el GPS Mini Coyote, fabricado por la compañía francesa Novas. Se trata de un aparato que se instala en el salpicadero del coche, y detecta las cámaras instaladas en las carreteras para medir la velocidad.

Hasta ahí no supone ninguna novedad, pues muchos otros aparatos realizan la misma función. Lo más novedoso es que el conductor puede avisar a los propietarios de otros GPS Mini Coyote de la presencia de un radar con solo apretar un botón.

De esta forma, al pulsar el botón de aviso, la localización del radar se envía en unos 3 segundos a una base de datos centralizada, y desde ahí se remite a todos los GPS que están circulando en ese momento.

El conductor que recibe el aviso escucha un pitido y un aviso que indica el número de veces que se ha avisado sobre determinado punto de control también muestra la velocidad actual del coche, el límite establecido y la distancia hasta la cámara.

El aparato se vende por 199 libras (241 euros), y se calcula que ya lo han comprado unos 50.000 conductores en Francia y otros 40.000 en el Reino Unido. En el caso de los franceses, se enviaron más de 27.000 puntos de control sólo en el mes de septiembre.

Pero para beneficiarse de los privilegios de este sistema no basta con comprar el aparato, sino que es necesario pagar una cuota durante un mínimo de tres meses para ingresar en una especie de red social.

¿Cuanto tardarán los goviernos de estos dos países para ilegalizar el aparato?